Procedimientos invasivos: muchos procedimientos tradicionales de diagnóstico y tratamiento de afecciones abdominales son invasivos y requieren una intervención quirúrgica importante. Esto aumenta el riesgo de complicaciones, tiempos de recuperación prolongados y mayor estrés para el animal.
Cooperación del paciente: Los animales suelen experimentar estrés y malestar durante los procedimientos de diagnóstico, lo que puede dar lugar a una falta de cooperación. Esto complica el proceso, en particular en los casos que requieren una manipulación precisa y controlada dentro de la cavidad abdominal.
Riesgos de la anestesia: Los procedimientos diagnósticos y terapéuticos para afecciones abdominales con frecuencia requieren anestesia, lo que plantea riesgos inherentes, en particular en animales mayores o con alguna otra condición. Minimizar el tiempo de anestesia y reducir la invasividad de los procedimientos son cuestiones fundamentales.
Recuperación y cuidados posoperatorios: los procedimientos invasivos requieren períodos de recuperación más prolongados y cuidados posoperatorios intensivos. Esto puede resultar una carga tanto para el equipo veterinario como para los dueños de las mascotas, y puede afectar el bienestar general del animal y su calidad de vida durante la recuperación.
Limitaciones tecnológicas: El acceso a equipos diagnósticos y terapéuticos avanzados, como endoscopios, tomografías computarizadas y máquinas de resonancia magnética, puede ser limitado en algunas prácticas veterinarias.
Tiempo y costo: los diagnósticos y tratamientos integrales para afecciones nasales y de oído pueden requerir mucho tiempo y ser costosos. Esto plantea desafíos tanto para los veterinarios como para los dueños de mascotas en términos de programación, asequibilidad y manejo del estrés y la comodidad del animal.