Estructuras anatómicas complejas: la anatomía respiratoria de los animales es muy compleja y varía significativamente entre las distintas especies e incluso entre animales individuales. Por ejemplo, los conductos nasales y las áreas faríngeas de los perros y los gatos son estrechos e intrincados, lo que dificulta el diagnóstico y el tratamiento precisos.
Baja cooperación animal:
Muchos animales muestran ansiedad y resistencia significativas durante los exámenes y tratamientos respiratorios, lo que complica los procedimientos.
Detección de pequeñas lesiones:
Las lesiones pequeñas dentro del tracto respiratorio, como tumores en etapa temprana, inflamación o cuerpos extraños, a menudo son difíciles de detectar utilizando técnicas de imágenes convencionales como radiografías o tomografías computarizadas.
Manejo de infecciones e inflamaciones:
El diagnóstico y el tratamiento precisos son fundamentales para controlar las infecciones y la inflamación de las vías respiratorias. Los métodos tradicionales pueden no proporcionar una visualización y evaluación directa de las lesiones, lo que puede dar lugar a resultados terapéuticos subóptimos o a infecciones recurrentes.
Limitaciones técnicas y de equipamiento:
Las herramientas tradicionales de diagnóstico y tratamiento respiratorio, como los endoscopios rígidos y convencionales, pueden no ser adecuadas para las estructuras complejas del tracto respiratorio. A menudo carecen de flexibilidad y brindan una visibilidad limitada.
Tiempo y costo del diagnóstico y tratamiento:
Los exámenes y tratamientos respiratorios complejos suelen requerir más tiempo y suponer mayores costes. Los pasos complicados y la anestesia prolongada aumentan los riesgos para el animal y prolongan los tiempos de recuperación, lo que supone una carga financiera tanto para los veterinarios como para los dueños de las mascotas.